Llevaba tiempo queriendo escribir un artículo de opinión sobre el tema. Todavía no tengo claro si como defensa frente a algunas de los clichés que he escuchado y leído últimamente o simplemente reivindicando un cambio en el modelo actual de relaciones laborales que desde CEBEK venimos demandando desde hace más de 15 años y en el que estamos trabajando desde hace tiempo con las empresas. Quiero pensar que es por lo segundo, ya que por suerte la sociedad en general va superando esos clichés a los que me referiré a continuación.
Así, frases como “La lucha es el único camino para hacer que la patronal levante el bloqueo de los convenio”, “la patronal campa a sus anchas” o similares que hemos escuchado en multitud de ocasiones responden a un modelo sindical de entender las relaciones laborales, que puede ser legítimo, pero que en nuestra opinión está absolutamente desfasado en los tiempos que corren, más aún en la CAPV en la que los datos nos indican que, a pesar de la crisis y del estado actual de la negociación colectiva sectorial, es la CA con los salarios más altos, al nivel de Madrid, y en la que más se ha incrementado durante la crisis el salario medio. De ahí que, en nuestra opinión, ese modelo de confrontación permanente no esté justificado.
El mundo ha cambiado y más que va a cambiar. Son precisamente estos años de crisis los que nos deben servir de ejemplo para apostar decididamente por un esquema de relaciones laborales transformador del actual, en el que sea prioritario, y no un tabú, hablar de productividad, de rentabilidad o de los resultados empresariales como un elemento más de la negociación, ya que de estas cuestiones dependen la estabilidad y sostenibilidad del proyecto empresarial. Una negociación sectorial en la que no tengamos que recurrir a eufemismos para evitar pronunciar estos términos. Y en el que tampoco sea tabú para los empresarios/as hablar decididamente de mejoras para los trabajadores/as si éstas se ligan con situaciones que permitan implantarlas y mantenerlas.
Si queremos que se firmen y actualicen el mayor número de convenios colectivos sectoriales, que para quién no los conoce engloban realidades empresariales muy heterogéneas, no podemos omitir las cuestiones anteriores, ni fórmulas para conseguir la adaptación del convenio a estas realidades.
Incluso aquellos sindicatos que parecen apostar por la negociación en la empresa curiosamente en este ámbito empresarial sí aceptan hablar de estos temas y acordar soluciones distintas en función de que sea una u otra empresa. Sin embargo, a nivel sectorial se rechaza de plano tratar estas cuestiones y se exige una solución única para todos, generalmente basada en la renuncia absoluta a la capacidad de organización de las empresas.
En nuestra opinión, este rechazo sindical a tratar estas cuestiones no tiene cabida en las relaciones laborales de hoy y, mucho menos, en las de mañana. Y porque además existe una gran mayoría de empresas y trabajadores/as que depende de los convenios colectivos sectoriales y la consecuencia de dicho rechazo es su no actualización.
Hace poco leía una entrevista en prensa al presidente del Consejo de Relaciones Laborales en la que decía que ellos notan que la dinámica en las empresas no es de tanta confrontación como se deduce de la relación entre los agentes sociales. Esa frase debiera hacernos pensar de que la transformación a la que nos referimos ya está aquí. Ya ha llegado.
CEBEK nunca se ha opuesto a subir los salarios, ni antes ni tampoco ahora. Los incrementos salariales que ha habido durante la crisis así lo demuestran y los convenios colectivos que hemos firmado y seguimos firmando también. Aunque sean menos de lo que quisiéramos firmar. Incluso, estamos seguros de que si algunos convenios que hoy están sin firmarse se hubieran suscrito con las propuestas empresariales rechazadas, las subidas habrían sido superiores. En cambio, sí nos oponemos, y lo vamos a seguir haciendo, a que en las mesas de negociación no se tengan en cuenta los temas citados anteriormente y que los sindicatos rechazan amparados en ese modelo arcaico y desfasado de lucha permanente.
Por ello, mientras no haya disposición en las mesas de negociación para hablar de mecanismos de flexibilidad interna que resulten efectivos, de los resultados de las empresas, de otros sistemas distintos de retribución, de la existencia de proyectos empresariales con necesidades distintas en cuanto a distribución de jornada u otras materias, etc., las subidas de salarios y la introducción de otras mejoras sociales en los convenios (conciliación de la vida personal y laboral, etc.) no dependerán mayoritariamente de la negociación colectiva provincial, sino de las propias empresas y sus trabajadores/as o incluso de los convenios colectivos sectoriales estatales. Estos ámbitos nos demuestran que las empresas y los trabajadores/as avanzan por un modelo distinto al que en Euskadi promueve la mayoría sindical.
La lucha no es el único camino para que se firmen los convenios. De hecho no es el camino, sin perjuicio de que pueda producirse excepcionalmente un conflicto. El camino es negociar teniendo en cuenta también los intereses de tu interlocutor, algo por otra parte inherente al término “negociar”. Por todo ello, si no intentamos cambiar la forma en la que negociamos el resultado será el mismo.
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